El Simbolismo, corriente trascendental que se desarrolla a finales del siglo XVIII y primer tercio del siglo XIX, fue un movimiento artístico que aparece en el escenario de lo pictórico como un reactivo tanto del Naturalismo como del Formalismo, cuyo escenario se da en la ciudad de Parma, Italia.
Defiende no el pintar el objeto en sí mismo, sino para trascender a otros ámbitos a través de la intuición y la contemplación.
Donde se produce un rechazo de lo vulgar, refinamiento de la forma. Imagenes sin lógica. Hacia los símbolos y el refinamiento de los sentidos.
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